el enterrador de Alcorisa siempre tiene hambre. cuando habla contigo nunca te mira a los ojos, tiene la idea de que si vas a decir algo importante no puedes mirar a los ojos a la persona que le estás contando la cosa tan importante.
de tarde en tarde le dice a su mujer, yo también te quiero y la mujer del enterrador de Alcorisa se ríe y se azora de vergüenza ( yo entiendo por azorar como ponerse colorada, solo con verte) y contesta: no me digas eso, pachucho
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