a los que somos de la tierra adentro, nos impresiona el mar.
una vez, que viajé en un barco, como un corsario del Mediterraneo, estuve apunto de ponerme un pendiente, pero me dijo un titiritero, que eso se hace cuando viras el Cabo de Hornos, y además el pendiente es de esos que no te los puedes quitar.
me gusta el hablar de los marineros, una mano para ti, y otra para el barco.
Stevenson me da envidia. en concreto.
en "el diablo de la botella" dice ...camino del puerto vió una tienda donde un hombre vendía conchas y mazas de islas salvajes, viejas imágenes de dioses paganos...y todas esas cosas que los marineros llevan en sus baules.
quiero ser un kanaka y comprarme un baúl. no sé si lo conseguiré.
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