Por lo que quiera que sea, en los últimos tiempos, he reflexionado, partiendo de la frase " es que hablamos idiomas diferentes", en el idioma que yo hablo.
No he llegado a ninguna conclusión. Pena de chico. Pero convendré algunos apuntes.
El idioma que yo hablo es básicamente tabernario, o sea, tiene humo y es ronco, y gritón. Si no no te oyen. Tiene algunas onomatopeyas (imito el ruido del gotero y el sonido de la leche cuando se calienta en la cafetera de la cafetería). Y muchas, muchas prosopopeyas (en mi mundo lloran los lagartos). Algunas frases de mi madre (te has puesto la chiminea el macho Pingo- cuando te arreglas mucho, que no es mi caso-; tienes mas leyes que Isabal), y de otras madres ( date tono mariquita que te festeja un fematero).
Si a veces mi lenguaje se vuelve culto, muy pocas veces, casi ninguna vez, tiene que ver con el amor que tengo por las palabras. Las compro y las vendo a la mínima que puedo.
A veces, por las mañanas me levanto con una palabra por la mañana y la tengo que decir en un momento u otro del día. Digo: Posteo de los lunes.
Tengo poco amor por los anglicismos, y es que, en el remolinero cerraú que yo hablo, eso está mal visto.
O sea, yo no le puedo decir a mi tía Violeta; Violeta its beautiful la vida.
Ah¡ y detesto-amorosamente dicho- los que ponen los dedos para los entrecomillados, y los que dicen déjame hablar a mi que yo te he dejado hablar a tí.
detesto-amorosamente dicho-... eso me recuerda un poema que me recitaron el otro día, espero que te guste:
ResponderEliminartamaba
porque mamabas
pero como ya no mamas..
...¡te desteto!
sabiduría popular, supongo. otros dichos se dicen en mi pueblo, que es un pueblo de brutos como yo, pero son dichos muy brutos para ponerlos aquí.
besos!
te desteto, te detesto.
ResponderEliminarmuá.
d.