Estoy obsesionado con los apellidos.
Nunca me acaban de convencer lo suficiente. Ahora hago poemas, al amanecer, con apellidos: Poema García, poema Gutierrez, asi de original.
Hay apellidos que necesitan el segundo, para tener mas fuerza. Tal que a la hora de las presentaciones. Me atrevería a decir que hay dos apellidos que necesitan un tercero. Eso suele pasar, cuando el primero es vulgar, y el segundo es noble, o más complicado.
El tercer apellido, te lo inventas, y ya está. A poco que veas a la persona, se lo endilgas. Y le pones, Falcó, y una rayita. A saber: Giménez Alonso-Falcó.
Hay otros, como el de la Rossenvringe, Gungenginhem, que son una pasada de raros. Y siempre los digo mal. Menos mal que no conoceré ni a Cristina, ni a Peggy.
Y por último, el colmo, es que nunca me acuerdo de como se llama mi mayor enemigo por estos lares. Ochotorena, Urabarrena, Oñaindía...¿Pero cómo es posible?
sobre todo una rayita...que eso siempre está bien en la cosa de la jetset
ResponderEliminary giménez-arnau
el que más sabe de rayitas
o.
bienvenido.
ResponderEliminarañadir el de e inventar una segunda parte, como con el guión, también está muy bien: por ejemplo, aquel Escriba Albás que se convirtió en Escrivá de Balaguer Albás.
ResponderEliminarBesos