cada tanto me viene una tónica. no lo puedo remediar. o bien me la encuentro por la calle, de pura casualidat. y todo patas arriba. me pone. hasta los cuadros de la habitación. chica, no he tocaú nunca yo los cuadros o los libros de donde me quedo a dormir. pero será que tiene que ser la cosa así. y luego esos discursos. cargados de roña de mugre y de delirio. y qué poca delicadeza. menos mal que la tónica se esbafa. oye, y además que yo no soy ginebra.
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