al final, el párroco puso unas campanas y atildó el templo. las campanas daban las horas y las medias horas. nos recordaban el paso del tiempo, en la pequeña localidá. no voy a opinar de esa " costumbre" de encampanar.
lo que quiero llamarles la atención es cuando estoy durmiendo, y no me quiero levantar, me digo, cuando empiezan las campanas ( por ejemplo a la hora de la siesta) que den las cuatro y no las cinco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario