hay un síndrome de esos, raros. el paciente tiene un poco de miedo a comprar en un sitio desconocido.
yo lo padezco. y desde tiempos inmemoriales trato de combatirlo.
el otro día iba a un recado y vi el puesto de las castañas y dije que agusto compraría castañas y pasé de largo.
pero luego volví y encaré mi problema. compré castañas, dije, quiero castañas, y la señora me dijo son una docena tres euros y me salvó la vida.
me lo puso fácil fácil, aunque luego me lo complicó, yo vi que acababa de cambiar 20 pavos a la señora de delante y le volví a dar 20 pavos, y la señora dijo oh pero yo rectifiqué y le dije pero también tengo 5 pavos y me miró y me dijo pues mejor.
me fui comiendo castañas por la calle. del síndrome voy mucho mejor, gracias.
por cierto, la enfermedad se llama SÍNDROME DE LAS CASTAÑAS. tiene cura, se encara, y ya está.
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