resulta que mis domingos por la mañana se habían convertido ( por motivos del trabajo) en dormir hasta muy tarde.
un cambio en el planteamiento hizo que el domingo por la mañana fuera a la carrera de las minas.
que gozadera. íbamos los últimos. que placer. ver todos los corredores como suben por las empinadas cuestas y nosotros ahí detrás, corriendo lento, respirando. me pareció muy bonito el monte. dicen que las lluvias lo han puesto así.
no te digo que no vaya a correr más carreras, los domingos por la mañana.
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