una vez convenida la marca de coche a comprar y el color del susodicho, fui con la faldriquera llena de plata a pagar el coche
y como soy poeta le dije
"le doy mil pavos, y quiero que el coche llueva"
el mozo del concesionario me miró extrañado y tras darle al limpia parabrisas me dijo : "mire, llueve hacia arriba"
lo miré extrañado y le dije:
"usted es un santo"
y me fui a llenar el mundo de lluvia
No hay comentarios:
Publicar un comentario